Garbiñe Larralde comparte nuevas emociolabras desde su blog. Os transcribo su experiencia:
A finales del año pasado, justo unos días antes de las vacaciones recibí en Google + la invitación de Ramón Besonías para participar en el proyecto colaborativo Emociolabras. Me pareció un ejercicio con muchas posibilidades para mis alumnos de la asignatura Técnicas de expresión gráfico plásticas (TEGP) y les propuse participar. La idea les gustó y a la vuelta de vacaciones de navidad nos pusimos manos a la obra. Estas últimas han sido tres semanas de un duro trabajo de análisis, desencuentro, negociación y producción. Tres semanas en las que los errores han sido muchos y muchas y creativas han sido las soluciones. Tres semanas de esfuerzo y pasión, de fracasos y encuentros, de desencantos y emociones, de gusto por el trabajo y...
Para empezar el proyecto los alumnos tuvieron que crear sus frases poéticas sin respuesta en formato tweet (menos de 140 caracteres) a partir de las ideas que recogieron en el libro póstumo de Pablo Neruda, El libro de las preguntas. El proceso no fue fácil pero dio pie a una investigación sobre metáforas visuales para lo cual utilizaron los tableros Pinterest que han creado en la asignatura TEGP. En estos tableros fueron colgando diferentes imágenes que iban encontrando en internet y que les podían ayudar en el proceso creativo. Cuando la investigación visual estuvo lo suficientemente adelantada, los alumnos empezaron con el proceso de bocetaje, que fue uno de los momentos más tensos de todo el proyecto y en el que surgieron mayores dificultades por el rechazo a realizar una aproximación paulatina a la imagen final. Los jóvenes están acostumbrados a llegar al resultado de manera impulsiva y casi inmediata, y el trabajo de proponer, corregir, eliminar, rehacer para volver a corregir es algo a lo que se niegan de entrada.
A pesar de los desencuentros, logramos superar esta fase y definir la que iba a ser la composición final de cada quien. A partir de este momento el trabajo adquirió un ritmo más acelerado ya que se centró en ensayar y resolver los problemas que la técnica (lápices de colores) les iba planteando ya que esta era la primera vez que trabajábamos con la misma.
El resultado final del proceso es el que os presentamos a continuación y que se encuentra ya publicado en la página del proyecto.
A finales del año pasado, justo unos días antes de las vacaciones recibí en Google + la invitación de Ramón Besonías para participar en el proyecto colaborativo Emociolabras. Me pareció un ejercicio con muchas posibilidades para mis alumnos de la asignatura Técnicas de expresión gráfico plásticas (TEGP) y les propuse participar. La idea les gustó y a la vuelta de vacaciones de navidad nos pusimos manos a la obra. Estas últimas han sido tres semanas de un duro trabajo de análisis, desencuentro, negociación y producción. Tres semanas en las que los errores han sido muchos y muchas y creativas han sido las soluciones. Tres semanas de esfuerzo y pasión, de fracasos y encuentros, de desencantos y emociones, de gusto por el trabajo y...
Para empezar el proyecto los alumnos tuvieron que crear sus frases poéticas sin respuesta en formato tweet (menos de 140 caracteres) a partir de las ideas que recogieron en el libro póstumo de Pablo Neruda, El libro de las preguntas. El proceso no fue fácil pero dio pie a una investigación sobre metáforas visuales para lo cual utilizaron los tableros Pinterest que han creado en la asignatura TEGP. En estos tableros fueron colgando diferentes imágenes que iban encontrando en internet y que les podían ayudar en el proceso creativo. Cuando la investigación visual estuvo lo suficientemente adelantada, los alumnos empezaron con el proceso de bocetaje, que fue uno de los momentos más tensos de todo el proyecto y en el que surgieron mayores dificultades por el rechazo a realizar una aproximación paulatina a la imagen final. Los jóvenes están acostumbrados a llegar al resultado de manera impulsiva y casi inmediata, y el trabajo de proponer, corregir, eliminar, rehacer para volver a corregir es algo a lo que se niegan de entrada.
A pesar de los desencuentros, logramos superar esta fase y definir la que iba a ser la composición final de cada quien. A partir de este momento el trabajo adquirió un ritmo más acelerado ya que se centró en ensayar y resolver los problemas que la técnica (lápices de colores) les iba planteando ya que esta era la primera vez que trabajábamos con la misma.
El resultado final del proceso es el que os presentamos a continuación y que se encuentra ya publicado en la página del proyecto.
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